En los anteriores artículos dedicados a cabeceras (este y este) nos planteábamos cuál es el verdadero objetivo de las mismas: ¿presentar a los personajes? ¿A los actores? ¿Servir como una especie de merchandising icónico? Al margen de todas estas posibilidades, una de sus funciones innegables es establecer una especie de contrato tácito entre los espectadores y los propios personajes. Veamos: Si el personaje “A” decía que debía irse a un país remoto y se despedía del resto de los protagonistas en el capítulo 15, esperábamos al 16 para comprobar si salía en la cabecera, y sólo en el caso de que no fuera así, sabríamos que los guionistas no nos habían engañado, y que si aparecía con normalidad, seguramente acabaría por volver al cabo de un par de episodios.
Ahora, con la nueva moda de las no-cabeceras, hay quien opina que al no existir esta “confirmación oficial” se gana en intriga en este aspecto. En general estoy de acuerdo con esta afirmación, aunque el problema de series como por ejemplo Lost es que aunque no dispongan de cabecera, siguen acreditando religiosamente a sus protagonistas justo después de la misma, y eso conllevaba que en la cuarta temporada, por ejemplo, mientras todos los losties preguntaban insistentemente a Ben “quién es tu espía en el carguero?”, ese misterioso espía llevaba varias semanas con su nombre en pantalla al comienzo del capítulo. Es obvio que la mayoría de los espectadores no conocen los nombres de todos los actores, pero muchos otros sí, y la sorpresa fue inexistente para ellos.
Volviendo a las cabeceras de toda la vida, hay casos curiosos como el del personaje de Tara (Amber Benson) en Buffy, Cazavampiros, al que le costó tres temporadas un puesto en la cabecera a pesar de poseer un peso en la trama tan importante como el de muchos de sus compañeros, llegando a tener capítulos dedicados a su personaje. Nunca hubo explicación oficial para esto, aunque había quien apuntaba a su homosexualidad como posible causa.
Pero su ausencia en la intro la convertía, inexplicablemente, en un personaje mucho más interesante: ¿Por qué no salía en la cabecera? ¿Estaba su personaje condenado a morir en cualquier momento? ¿La descubriríamos como el big bad la próxima semana?
El caso es que finalmente abandonó la serie durante varios capítulos. Por supuesto nadie tenía derecho a indignarse. “Si no aparece en los créditos iniciales, no hay contrato, nadie nos había prometido a Tara” por así decirlo… Pero un buen día volvió (6x19 Seeing red) y todos tan contentos, y más al descubrir que, al capítulo siguiente, su rostro conseguía un hueco en la cabecera. Tara era un personaje más, uno con el que podíamos contar.
A menos, por supuesto, que en ese mismo episodio, recibiera una bala perdida y muriera. De hecho, esto fue lo que ocurrió.
Joss Whedon nos había engañado. Sabía que había gente como nosotros, comprobando la cabecera capítulo a capítulo y por ello decidió plantearnos una pregunta: “¿Creéis que por el simple hecho de que escribamos el nombre de su intérprete en la intro, Tara llevará un chaleco antibalas?”
Lo de Tara al menos sirvió para un experimento paratextual, si bien es cierto que muchos no lo vieron con buenos ojos y lo interpretaron como una burla por parte de Whedon (acusado de mantener el cliché hollywoodiense de la “lesbiana muerta o malvada”)(*), pero casos como el de Kim Kelly (interpretada por Busy Phillips) en Freaks and Geeks me parecen prácticamente denunciables.
En esta serie (a la que dedicábamos Cabeceras …2) hicieron la cabecera para el capítulo piloto y en él, Kim (la rubia de la foto de arriba) aparecía como una secundaria abusona del instituto. El segundo capítulo, introdujo algunos cambios con respecto al piloto, como por ejemplo, un protagonismo mucho mayor para este personaje, equiparándolo al resto de los freaks y de los geeks del reparto. Pero en lugar de rehacer la cabecera que se había preparado para el capítulo 1, o simplemente introducir un par de planos del personaje, los productores se limitaron a acreditarla, tras la intro, como “also starring” (“también protagonizado por”), algo que no parecía muy lógico cuando la actriz incluso compartía imágenes promocionales con sus compañeros. Pero el problema es que dejaban al espectador con la sensación, puede que subliminal, de que Kim era poco menos que prescindible. Por suerte, capítulos como Kim Kelly is my friend (1x04) nos recordaban todo lo contrario.
(*)Os linkeo a una traducción del más que interesante artículo "The death of Tara, the fall of Willow an the dead/evil lesbian cliché"
Y aquí os dejo la cabecera en la que por fin sale Tara, eso sí, sus planos son estupendamente cutres, especialmente el último de ellos, el que comparte con Xander y Buffy, que además de larguísimo está fatalmente compuesto. Estoy seguro de que ese plano, en condiciones normales, jamás sería incluido en una cabecera.