domingo, 31 de agosto de 2008

Cabeceras ...3

En los anteriores artículos dedicados a cabeceras (este y este) nos planteábamos cuál es el verdadero objetivo de las mismas: ¿presentar a los personajes? ¿A los actores? ¿Servir como una especie de merchandising icónico? Al margen de todas estas posibilidades, una de sus funciones innegables es establecer una especie de contrato tácito entre los espectadores y los propios personajes. Veamos: Si el personaje “A” decía que debía irse a un país remoto y se despedía del resto de los protagonistas en el capítulo 15, esperábamos al 16 para comprobar si salía en la cabecera, y sólo en el caso de que no fuera así, sabríamos que los guionistas no nos habían engañado, y que si aparecía con normalidad, seguramente acabaría por volver al cabo de un par de episodios.

Ahora, con la nueva moda de las no-cabeceras, hay quien opina que al no existir esta “confirmación oficial” se gana en intriga en este aspecto. En general estoy de acuerdo con esta afirmación, aunque el problema de series como por ejemplo Lost es que aunque no dispongan de cabecera, siguen acreditando religiosamente a sus protagonistas justo después de la misma, y eso conllevaba que en la cuarta temporada, por ejemplo, mientras todos los losties preguntaban insistentemente a Ben “quién es tu espía en el carguero?”, ese misterioso espía llevaba varias semanas con su nombre en pantalla al comienzo del capítulo. Es obvio que la mayoría de los espectadores no conocen los nombres de todos los actores, pero muchos otros sí, y la sorpresa fue inexistente para ellos.

Volviendo a las cabeceras de toda la vida, hay casos curiosos como el del personaje de Tara (Amber Benson) en Buffy, Cazavampiros, al que le costó tres temporadas un puesto en la cabecera a pesar de poseer un peso en la trama tan importante como el de muchos de sus compañeros, llegando a tener capítulos dedicados a su personaje. Nunca hubo explicación oficial para esto, aunque había quien apuntaba a su homosexualidad como posible causa.

Pero su ausencia en la intro la convertía, inexplicablemente, en un personaje mucho más interesante: ¿Por qué no salía en la cabecera? ¿Estaba su personaje condenado a morir en cualquier momento? ¿La descubriríamos como el big bad la próxima semana?

El caso es que finalmente abandonó la serie durante varios capítulos. Por supuesto nadie tenía derecho a indignarse. “Si no aparece en los créditos iniciales, no hay contrato, nadie nos había prometido a Tara” por así decirlo… Pero un buen día volvió (6x19 Seeing red) y todos tan contentos, y más al descubrir que, al capítulo siguiente, su rostro conseguía un hueco en la cabecera. Tara era un personaje más, uno con el que podíamos contar.

A menos, por supuesto, que en ese mismo episodio, recibiera una bala perdida y muriera. De hecho, esto fue lo que ocurrió.


Joss Whedon nos había engañado. Sabía que había gente como nosotros, comprobando la cabecera capítulo a capítulo y por ello decidió plantearnos una pregunta: “¿Creéis que por el simple hecho de que escribamos el nombre de su intérprete en la intro, Tara llevará un chaleco antibalas?”

Lo de Tara al menos sirvió para un experimento paratextual, si bien es cierto que muchos no lo vieron con buenos ojos y lo interpretaron como una burla por parte de Whedon (acusado de mantener el cliché hollywoodiense de la “lesbiana muerta o malvada”)(*), pero casos como el de Kim Kelly (interpretada por Busy Phillips) en Freaks and Geeks me parecen prácticamente denunciables.

En esta serie (a la que dedicábamos Cabeceras …2) hicieron la cabecera para el capítulo piloto y en él, Kim (la rubia de la foto de arriba) aparecía como una secundaria abusona del instituto. El segundo capítulo, introdujo algunos cambios con respecto al piloto, como por ejemplo, un protagonismo mucho mayor para este personaje, equiparándolo al resto de los freaks y de los geeks del reparto. Pero en lugar de rehacer la cabecera que se había preparado para el capítulo 1, o simplemente introducir un par de planos del personaje, los productores se limitaron a acreditarla, tras la intro, como “also starring” (“también protagonizado por”), algo que no parecía muy lógico cuando la actriz incluso compartía imágenes promocionales con sus compañeros. Pero el problema es que dejaban al espectador con la sensación, puede que subliminal, de que Kim era poco menos que prescindible. Por suerte, capítulos como Kim Kelly is my friend (1x04) nos recordaban todo lo contrario.


(*)Os linkeo a una traducción del más que interesante artículo "The death of Tara, the fall of Willow an the dead/evil lesbian cliché"

Y aquí os dejo la cabecera en la que por fin sale Tara, eso sí, sus planos son estupendamente cutres, especialmente el último de ellos, el que comparte con Xander y Buffy, que además de larguísimo está fatalmente compuesto. Estoy seguro de que ese plano, en condiciones normales, jamás sería incluido en una cabecera.

sábado, 16 de agosto de 2008

Estructuras

SPOILERS DE LOST HASTA EL CAPÍTULO 4X05
Si hay algo que me interesa de Perdidos, más allá de su guión, su factura o sus personajes, es la capacidad de sus guionistas para construir un relato de tales proporciones prácticamente sobre la marcha. Como decía en su blog Nacho Vigalondo está claro que no son “suicidas al volante” y por supuesto creo que preparan una posible respuesta por cada nueva incógnita que se plantea en la historia. Aún así, ellos mismos reconocen que, como es lógico, no se habían preparado 6 temporadas de serie antes de emitir el piloto, lo cual no sería ni sano ni razonable. Tanto es así, que hace poco decían, no sé si con cierta guasa, que la idea inicial que tenían de “los Otros” era un grupo de hippies que vivía en la selva.

Pero lo que de verdad me interesa, lo que creo que es sorprendente, es, ya no cómo improvisan historias a partir de lo sucedido en capítulos anteriores, al fin y al cabo eso es lo que hacen los guionistas televisivos, sino a cómo es la propia estructura de la serie la que a veces da lugar a las tramas, a la configuración de las personalidades de los protagonistas, o incluso ofrece respuestas al misterio de la isla, de hecho a un misterio que ni los propios guionistas se habían planteado aún.

Este juego entre el continente y el contenido se dio en la serie desde su misma gestación, como explica Oliver Pérez Latorre en su fabuloso ensayo “El bucle del arrepentimiento: Sobre la construcción del universo de ficción en Perdidos”(*) : JJ Abrams creyó que la serie que le encargaban, basada en un grupo de supervivientes de un accidente de avión en una isla desierta, podía no ser demasiado atractiva, por lo que decidió introducir una serie de elementos como el feroz rugido que surge del interior de la selva o la escotilla que encuentra el personaje de Locke. Pero sobretodo, introdujo los flashbacks de cada uno de los protagonistas: en cada capítulo, uno de ellos recordaría algún momento de su pasado, y nosotros, los espectadores, compartiríamos esos recuerdos con él. Pero sólo nosotros. Ninguno de los demás personajes, al menos en principio, debería conocer los secretos que escondía el pasado de sus compañeros. Seguramente, si la estructura no incluyese estos viajes en el tiempo, la mayoría de los recuerdos serían confesables y de hecho, se compartirían sin mayor problema. Pero si así fuese los flashbacks serían completamente redundantes, ya que el contraste con las actuales vivencias de los naúfragos sería inexistente

Pues bien, tenemos la primera muestra de cómo la estructura de los flashbacks, definió personajes con pasados oscuros. Si bien es cierto que no todos ellos eran estafadores o fugitivos, no lo es menos que todos ellos, en mayor o menor medida, tienen algo de lo que arrepentirse, y es que la isla no deja de ser, puede que metafóricamente o puede que no, el mismo purgatorio.

Todo esto, puede que por el hecho de haber sido concebido antes del rodaje de la primera secuencia, pierda la esencia de la “improvisación” de la que hablábamos al principio. Pongamos ahora pues un ejemplo, situándonos ya en el contexto de las últimas dos temporadas.

Llega el momento en la serie de comenzar a dar respuestas a algunas de las grandes incógnitas, de los grandes misterios que escondía la isla. Por supuesto, muchas de estas grandes respuestas traían en realidad toda una serie de nuevas preguntas. Uno de estos casos son los famosos viajes en el tiempo que pueden realizar algunos de los personajes (como Desmond).

No sé si os habréis fijado que cuando hace unos párrafos hablábamos de los flashbacks, nos referíamos a ellos, precisamente, como “viajes en el tiempo”. De nuevo la clave está en la estructura.

Pero esta vez lo curioso es que de forma absolutamente brillante, los guionistas decidieron, o, de nuevo “improvisaron”, varias temporadas después del comienzo, que uno de los elementos de mayor peso en la serie, fuese precisamente aquel con el que llevábamos tiempo conviviendo de forma inconsciente, si bien no dentro de la historia, sí en “su envoltorio”. Ni ellos mismos esperaban llegar a ese punto, pero la estructura de los capítulos lo sabía, en cierto modo, desde el minuto uno y no dejaba de darnos pistas.

En el próximo artículo volvemos con las cabeceras, pero en el siguiente comentaré una idea de un colega, Xabi, en torno a este tema de la estructura interviniendo en la historia de Lost, que me pareció realmente interesante, por no decir absolutamente plagiable.

(*)Ni que decir tiene que esta sólo es una de las ideas del ensayo, que os recomiendo encarecidamente. Lo podéis encontrar en el libro “La caja lista: Televisión norteamericana de culto” que edita Concepción Cascajosa Virino y que recopila trabajos sobre series como Ally McBeal, Smallville, Doctor en Alaska, Friends... y así hasta 18. Editorial Laertes.